Mochileros

Martes 21

Luego de infinitas horas, llegamos San Rafael, Mendoza.
Pablo, mi amigo, propuso que hagamos dedo; yo dije mejor sería buscar un camping por ser el primer día.
Ni bien despachamos las mochilas, nos encaminamos hacia la Secretaria de Turismo. Nos encontramos con dos chicos: Sebastián y Nicolás y después con dos mujeres, Cintia y Marina, que estaban averiguando los distintos lugares para visitar y los horarios de los colectivos.

Con excusa de averiguar los horarios de los micros entablamos conversación y como ambos grupos se dirigían a Valle Grande, y comenzamos nuestro recorrido juntos por Mendoza; provincia caracterizada por sus canales de riego en las veredas, por su clima seco y caluroso, por sus montañas entre ríos y lagos, y por la gente tan cálida y amable.
La charla con las chicas fue muy amena y nos resultaron bastante simpáticos ambos grupos, tanto que decidimos…
Tras un sofocante viaje en colectivo, llegamos al camping que nos habían recomendado. (¿Porque?)
Acampamos en pocos minutos, y fuimos en busca de un refrescante chapuzón.


Después de que nos tiramos al río, fuimos a conocer la represa de Valle Grande, denominada el Gran Cañón del Athuel, donde subimos por una de las empinadas montañas. Le comenté a Pablo lo hermoso que me parecía, con sus montañas de diferentes colores, en desnivel con los valles que, confrontados con el río y el lago, conformaban un paisaje paradisíaco.
Aunque Pablo no me escuchó un sorete porque estaba tirando piedras como un loco por la barranca.
Sinceramente me reventó que no me haya escuchado. Sebastián le dijo que tuviera cuidado. Nico le dijo que era un pelotudo, que casi le sacaba un ojo a un turista.







Miércoles 22 de Enero


De regreso al camping comenzaron los preparativos para el asado; no habíamos comido desde nuestro arribo.
Tras haber deforestado prácticamente el camping donde estampamos alojados en busca de leña, prendemos fuego.

En menos de una hora, todo estaba listo para servirse. Lejos de toda cortesía o cabellerosidad, nos abalanzamos sobre la comida como desaforados, sin conversar en absoluto, iluminados por una escasa luz que nos brindaban las linternas.

Dos horas después, se apreciaban lo que se fue desparramando a lo largo de la batalla: grasa de vacío, costillas, lechugas, pulpa de tomate, caracú, pate de fóe.
En busca de saciar mi apetito me liberé de los cubiertos y comencé a comer con las manos, como indio tehuelche. Con una mala maniobra, torpe de mi parte, volqué uno de los bols donde estaban las ensaladas y se me cayó en la lona. Me lo comí sin remordimientos, por lo poco que veía.
Confundiéndolo con las arvejas me comí un bicho bolita 1. Maldije por mis adentros y me fui a dormir sin despedirme, de la rabia que tenía.














1 Ndt: No sería la primera vez que el narrador de esta historia incurriría en algún descuido. En 1994, en un baño público de Santa Teresita, confundiría una mentita con una naftalina. Apreciamos que aún continúe con vida.












Jueves 23 de Enero

En verdad no me sentía cómodo durmiendo en carpa. A la mañana siguiente le comenté a Jony: "No aguanto más, no duermo una mierda, estoy todo contracturado y siento que me pica todo el cuerpo"
"Lo de la picazón es psicológico, vas a ver..." me dijo Jony, despreocupado.
¡Psicológico un carajo! Cuando me saqué la remera, tenía cuatro hormigas coloradas prendidas como garrapatas sobre mi espalda.

Por otra parte me alegraba saber que había química en el grupo. Me había dado cuenta por lo que me había propuesto Nico.
"Deberíamos volver a juntarnos alguna otra vez"
Le respondí que me parecía una buena idea, que en cuanto me dieran las vacaciones, nos hacíamos una escapada.
El dió una breve pitada y me dijo, algo decepcionado:
"Aunque como sucede en el cine, las segundas partes no son buenas, como Jurassic Park 2"
Le mentí, asintiendo con la cabeza como los perritos que cuelgan en los taxis.
Tiempo atrás, en casa de mis tíos, pensaba que la estaba viendo y cuando le pregunté a mi primito de ocho años me dijo: " No, salame, son los Muppets". De veras, me sentí un pelotudo.


Señalé anteriormente que había química en el grupo porque a la noche fuimos a " La Barra", y en el regreso, bajo los efectos turbios del alcohol, el grupo se había dispersado. Al llegar al camping había perdido de vista a Marina.
A la mañana siguiente le pregunté donde se había quedado la noche anterior.
"Sacando fotos a la represa" me respondió haciéndose la inocente con su mejor cara de ángel.
Yo sabía que se había quedado con Seba.
No es por hacer alarde de mi inteligencia, pero desde chico siempre tuve poder de intuición, sentido común, por citar alguna de mis cualidades. Tal vez lo advertí porque la noté algo insegura, o por haber fruncido levemente las cejas.

O tal vez, porque la última vez que los vi juntos estaban como a siete kilómetros de la represa, desde donde con el camino empinado son como dieciocho horas a pie.









Viernes 24 de Enero

Finalizado nuestro recorrido por Valle Grande, el grupo decidió emprender nuevo rumbo. Volvimos a la Terminal. Nos informaron que no había colectivo para ir hacia Río-Nihuil.
La ciudad de Malargue fue nuestra siguiente visita. Por suerte, logramos conseguir alojamiento a pesar de no haber hecho reserva.
(Descripción de la ciudad de Malargue)
Tras varios intentos de hacer dedo para que nos llevaran al dique en vano, Marina logró parar una camioneta que tenía un cartel que señalaba "Taxi-Flet".
Son una especie de remises doble-función, donde te pueden llevar a la "Caverna de las brujas" y conocer las famosas estalactitas y estalagmitas, o transportar cincuenta kilos de salchichón primavera y vino patero.


(Muy breve. Hacer algún chiste por lo menos. Inventar alguna anécdota con Mario. Jony y Marianela. Idea: almuerzo Jony le ofrece repetidamente el chimichurri como si fuera jugo Tang. Marianela no da señales. Finalmente la conquista con amenazas (carpa, etc)

Haber conocido el Dique no merece amplios comentarios.
Intentamos meternos al río pero, desgraciadamente, unos lugareños nos hicieron señas para que saliéramos ante el peligro que nos llevara la corriente. Luego, tras hacerme el tonto repetidamente y fingir dolor de oídos, decidí salir del agua finalmente.
Conocimos un criadero de truchas, compramos merluza para cocinar a al noche, sacamos fotos, tomamos unos mates y emprendimos regreso al camping.




Sábado 26 de Enero


Cerca del mediodía, Mario, el chofer, pasó a buscarnos para ir a conocer Valle Hermoso, que se encontraba pasando Las Leñas.
Era un hombre bastante charlatán; en todo el viaje no paró de hablar y comentaron todo lo que conocía del lugar, anécdotas, etc. Mario es de la clase de personas que siempre tienen un comentario para todo, aunque sólo le contáramos que compramos leche descremada o que algunos de los chicos estaba con diarrea.
En realidad le decíamos Mario porque al preguntarle su nombre nos respondió "Gómez”, y por más que le insistíamos nos volvía a repetir "Gómez", como si fuera una agente secreto del FBI: "Bond, James Bond". "Gómez".

A veces pienso que nos toman de turistas japoneses y se terminan aprovechando de nosotros. Como cuando en Valle Hermoso, Mario nos prometió la presencia de árboles para guarecernos del sol, y no había ni un potus a la redonda; nada para hacer fuego, o como cuando en la ciudad nos cobró 170 pesos por llevarnos a conocer el dique, y sólo tuvo que salir de las cuatro cuadras del pueblo y se la pasó veinte minutos girando alrededor de la plaza.


"Allí donde ven hacia lo lejos, varios soldados perdieron la vida al intentar cruzar a Chile, Aquí, se hacían trueques entre mendocinos y chilenos a cambio de ponchos y sombreros hechos con lana de chivito"-nos comentaba Mario en tono sabihondo-
Entre nosotros parecería ser un hombre de mundo, aunque nos comentó que jamás salió de Malargue.

Valle Hermoso nos deslumbró: los diferentes colores de las montañas, las aguas cristalinas de los lagos, y la vegetación tan inusual,
en la que no había una sombra alrededor, ni madera para poder cocinar o calentarnos por la noche.
Con nuestros escasos recursos, pudimos hacer fuego aunque a Marina, que estaba a cargo, se le pasaron los fideos y quedaron como engrudo. Juro que pensé matarla.



Por la tarde fuimos a escalar la montaña en procura de que Jony conociera la nieve.
Los primeros pasos fueron decepcionantes: el camino estaba empantanado y, teniendo en cuenta que estábamos a mediados de enero y la nieve sólo estaba en la cima de la montaña, nuestra misión era aún más complicada.
Nos siguió la primera subida, rodeada de espinillos y la superficie colmada de lajas filosas de distintos tamaños que impedían nuestrs ascenso.
Tras una ardua caminata, llegamos a la cúspide había que subirse a una roca. Al pisarla, se deshizo y cayó formándose una avalancha. Para conservar nuestras vidas sacamos fotos de la bella panorámica y decidimos volver antes de oscurecer.


Por la noche la temperatura descendió y nos vimos obligados a hacer fuego. Compramos cinco kilos de madera a precio de oro y logramos hacer las municiones con sopa instantánea, lo que nos hizo olvidar el frío.
En cuanto se agotó la última brasa, nos dormimos.





Domindo 27 de Enero



Mario volvió para llevarnos al Pozo de las Ánimas y más tarde a la Laguna de la Niña Encantada.
El Pozo de las Animas estaba formado por dos grandes pozos de aproximadamente cincuenta metros de profundidad, que ocasionaron la erosión y el paso del tiempo.

Desde lejos, apreciamos una pequeña playa, pero lo empinado del camino dificulta su acceso. Dice el cartel de la parada que el uso que se le dió fue la de tirar los cuerpos de los prófugos que huían cruzando la cordillera.
Ante la duda, ninguno decidió ponerse de espaldas para sacarse la foto.

Jony le preguntó al guía donde se encontraba la Niña Encantada.
"Se ve pero no vayan a creer que es real. Súbanse hasta arriba, donde esta la cruz, la pueden ver enfrente de la bruja que esta tallada”

Era sólo una figura abstracta a la que se le veían unas piernas y los brazos cruzados. Podía ser la “niña encantada” o mi abuela haciendo ñoquis.
Marina bajó unos metros entre las rocas y se inclinó hacia adelante en busca de ver algo más de cerca.
Un breve puntapié en las nalgas la hubiera arrojado a la laguna, y de dar en alguna piedra, hubiese quedado inconsciente ahogándola de inmediato.
Al rato Marina se puso de pie y me pidió que le sacara una foto.

Después de todo, no era tan profunda la laguna de mierda esa.




Lunes 21 de Enero

Por la noche, retornamos a la ciudad, pero nuestros compañeros volvieron a sus casas porque contaban sólo con una semana de vacaciones. Luego de una fingido derroche de lágrimas en la despedida, nos dirigimos al norte de Río Negro, Buta Ranquil, en compañía de dos geólogas que habíamos conocido en la ciudad de San Rafael. El mismo día compramos los últimos pasajes que quedaban en la agencia.y partimos al anochecer.

A diferencia de Valle Hermoso, nuestra caminata hacia el volcán El Tromen no estaba rodeada de arroyos, lo que no nos permitía recargar la botella.
Los rayos ultravioletas reventaban en nuestros deteriorados rostros y nos hicieron agobiante el viaje.
El lugar exótico me sugirió una interesante idea: con mis conocimientos de Televisión podría hacer un programa al estilo "Las aventuras del hombre".
De pensarlo, me imaginaba:

"Aquí nos encontramos en los Valles de Punilla, ante la presencia del fósil Anthemonium Phitecus.
Por la cantidad de rayas y el tamaño de los mismos, notamos que provienen de la Era Paleozoica-Mesozoica"
¡Rayos y Centellas! ¡Recórcholis! ¡La puta que lo reparió!
Lo último sería para captar mayor audiencia, lo que nos pondría a la altura de la National Geographic. Porque decime una cosa:¿quién carajo habla como esos tipos?

Yo debería ser productor, si vuelvo a Buenos Aires voy a dejar mis estudios en horticultura.

















Martes 21 de Enero




De Chos-Malal, partimos para Zapala, de ahí podíamos ir a Villa La Angostura, vía San Martín de los Andes. Llegamos a puerto a la medianoche, y nos hospedamos en el primer hotel que encontramos.

"Hotel Residencia”, sino me acuerdo mal. Decían que el hotel era tres estrellas, pero se le habían borrados dos. Nos hicieron descuento porque nos comentaron que la única habitación disponible no estaba en óptimas condiciones.
El ambiente era deplorable: el piso estaba todo mojado. Arriba le habían puesto papel de diarios para taparlos, y la humedad era insoportable. Las paredes estaban todas despintadas y la ventana tenía vista a un juntadero de porquerías de un herrero probablemente desquiciado.

Tomamos una ducha y bajamos a comer al restaurant del hotel. Como aún quedaba restos del anterior comensal el mozo pasó rápidamente a limpiar. Le pasó por arriba de los platos con un trapo rejilla carcomido. Noté que estábamos bajo otra cultura.

Al terminar la cena le preguntamos al mozo por algún prostíbulo, locales de venta de alcohol, casas de juegos clandestinos, boliches nocturnos.
Nos comentó de un taller literario, pero por el momento estaba cerrado por falta de presupuesto.


Según mi reloj uoter resis eran las 10:40am cuando desperté, debido a unos ruidos, que cuando estaba a punto de volverme a dormir, volví a escuchar.
Eran de grandes pasos, como de algún animal prehistórico y se repetían de a intervalos.
Jony me preguntó si había algún volcán activo en Zapala, pero no sabía nada.
Mi corazón estaba en las 250, 300 pulsaciones por minuto y Jony se escondía bajo la bolsa de dormir mientras este sujeto, como en una película de Hitchcock, se acercaba hacia nosotros.

Se abrió de golpe la puerta y apareció una gorda de 250 a 400kilos. La dueña del hotel.
Era inmensamente enorme, con sus pómulos colorados, su cara redonda y sus ojos grandes llenos de ira. Tenía un vestido horrendo con lunares verdeoscuros que contrastaban con el negro lúgubre de fondo. Parecía la flota norteamericana en el desembarco en Normandía.

Apenas abrió su bocota empezó a decirnos:"¡Mocosos irrespetuosos! ¿Estas son horas de levantarse? ¡Váyanse antes de que llame a la policía, imbéciles!
En dos minutos, rehicimos las mochilas y bajamos las escaleras mientras nos seguía con escoba en mano gritándonos.







Martes 21 de Enero




Nuestra última parada fue Villa La Angostura donde nuestros recursos se nos agotaron.
Por la noche me descompuse y terminé en el baño de la YPF. Por la mañana la temperatura bajó -10º y se me escarcharon los genitales. Parecían dos bolas de fraile azucaradas